Mi mejor amiga
Pedro Héctor Rodríguez
Está aquí en mi corazón; necesario es que lo diga
Es emoción y es razón; ella es mi mejor amiga
Necesario es que lo diga; es algo que sé y que siento
Es ella siempre mi amiga, no sólo por un momento
Ella es mi mejor amiga; no hallo mejor expresión
que exactamente describa nuestra viva relación
Escaló por la atracción, hasta llegar a la cima
Hoy, por razón y emoción, ella es mi mejor amiga
Todavía la atracción, como fuerte oleaje arriba;
no con fuerza de ciclón; con brisa fresca de amiga
Pero es más que la emoción y la razón las que inspiran
Está aquí en mi corazón; ella es mi mejor amiga
No lo puedo definir; la razón queda aturdida
Sobrepasa mi sentir; ella es mi mejor amiga
Es algo tan misterioso, que a mi corazón intriga
Es algo maravilloso; ella es mi mejor amiga
Sospecho que es el amor, que me hace dulce la vida,
y la llena de sabor; ella es mi mejor amiga
El amor, que de Dios viene, y da sentido a la vida,
que en Dios vive y se sostiene; ella es mi mejor amiga
Ella, mi fiel compañera; ella, mi esposa querida
Ella, mi guardiana tierna; ella, mi mejor amiga
A Anita, mi esposa, mi mejor amiga
En nuestro aniversario, Noviembre 6, 2010
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com. También forma parte de mi libro "Amor de esposos"
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Lo malo es pasajero, lo bueno es eterno
Pedro Héctor Rodríguez
Si es larga la noche con su obscuridad
Si es cruel la tristeza que hoy te tortura
Si azotan la duda y la tempestad,
piensa que lo malo no por siempre dura
A la noche obscura sigue un claro día
Tras la tempestad viene la bonanza
Se va la tristeza, llega la alegría
Perece la duda, nace la confianza
Cesa la sequía, se acaba la plaga
Se sacia la sed, el cansancio pasa
La guerra termina, el fuego se apaga,
y aún puede vencer el que hoy fracasa
Aun si la muerte trajera el final,
no hay final eterno para el vencedor
porque cuando Cristo regrese triunfal,
vivirá por siempre junto a su Señor
Todo lo que es malo sólo es pasajero
Viene eterno día, eterna bonanza
Lo bueno es eterno, porque fue primero,
y es Cristo el eterno, la gran esperanza
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El drama de los siglos
Pedro Héctor Rodríguez
De la brisa apacible al fiero vendaval
fue el drama de los siglos en su escena inicial
De la elevada cima al abismo profundo
resbaló nuestras raza al principio del mundo
Del fragante jardín al fétido pantano,
en un salto mortal, cayó el atleta humano
De barco en mar seguro a navío naufragado
en un mar tormentoso, el hombre fue tornado
Mas Cristo el vendaval torna en brisa apacible
Cambia el guión del drama; no habrá un final horrible
Vino en nuestro rescate el divino alpinista
Con él, atados vamos del monte a la conquista
El atleta divino vino al lodo apestado
Con nosotros él salta al jardín perfumado
Sacando el barco hundido en el mar tormentoso,
Jesús lo pilotea al puerto venturoso
El drama de los siglos tendrá un feliz final
Eterna y fresca brisa, en vez de vendaval
Hay señales que anuncian que el fin ya se aproxima
Del empinado monte, casi vemos la cima
El salto portentoso, por Cristo ejecutado,
pronto nos llevará al jardín perfumado
No más navegaremos en el mar tormentoso
Con Cristo llegaremos al puerto venturoso
Debemos aferrarnos al Cristo victorioso
Del drama de los siglos se acerca el fin glorioso
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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Mi resolución de otoño
Pedro Héctor Rodríguez
Hoy es otoño en mi vida; atrás ya quedó el verano;
muy atrás la primavera; el invierno está cercano
Pude aprovechar mejor mi niñez y adolescencia,
la bendita primavera de aprender y de inocencia
Pudo haber sido más útil mi juventud ya pasada,
el impetuoso verano, esa perla tan preciada
Muchas oportunidades, seguramente, perdí
Es por la gracia de Dios que he llegado hasta aquí
Mas lo que pasó, pasó; en lugar de lamentar,
la experiencia y madurez de mi otoño he de aplicar
Aplicaré esta experiencia y esta madurez benditas
a servir a mi Señor y a aquél que me necesita
No sé cuán cercana está de mi invierno la presencia,
la vejez, que me pondrá un manto de decadencia
Lo que sí tengo muy claro es que a Cristo, mi Señor,
en otoño o en invierno, he de servir con amor
Amigo, que ya en tu invierno, tu ocaso cercano ves,
te invito a servir a Cristo, cada día que él te dé
Amigo, que aún disfrutas tu primavera inocente,
o que vives tu verano de impetuosidad ardiente
Te invito a ofrecer a Cristo, tu Salvador y Señor,
toda tu fresca energía, en un servicio de amor
Mi resolución de otoño, quiero que inspire fervor,
para que muchos resuelvan servir a Cristo el Señor
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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