Perdonar, divina acción
Pedro Héctor Rodríguez
Perdonar, divina acción, porque es Dios quien la origina
Cuando el humano perdona, realiza una acción divina
Perdonar, divina acción del corazón convertido,
que disfruta del perdón que de Dios ha recibido
Y es que Dios, a quien perdona, convierte en perdonador,
porque en la sangre de Cristo le ha bañado con amor
Quien en la sangre se baña del Cordero inmaculado,
en un canal de perdón es, por Cristo, transformado
Si sientes que no es posible a tu ofensor perdonar,
es un pecado que debes al Salvador confesar
Al confesar, Dios te baña en su río limpiador,
río de sangre amorosa, que te hará perdonador
Perdonar, divina acción, posible a quien ha nacido
del Espíritu de Dios, y su carne ha sometido
Perdonar, quitar la espina que lastima al corazón
Perdonar, gracia divina. Perdonar, divina acción
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
A Dios encontró
Pedro Héctor Rodríguez
Por medio de fórmulas matemáticas,
trató un científico de hallar a Dios;
pero su investigación sistemática
a un encuentro con Dios no lo llevó
Por medio de conceptos filosóficos,
quiso un pensador definir a Dios;
pero preso tras barrotes teóricos,
el filósofo a Dios no conoció
Por medio de ayunos y penitencias,
intentó un monje percibir a Dios;
mas de nada valió su persistencia
La presencia de Dios no percibió
Sin fórmula, concepto o penitencia,
un tierno niño conversó con Dios,
De la mano de su fe y su inocencia
El tierno niño a Dios encontró
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¿Cómo podría dudar?
Pedro Héctor Rodríguez
Jesús, si tú perdonaste
a ladrones y rameras.
y si en la cruz te inmolaste
por la humanidad entera;
¿Cómo podría dudar
de tu perdón para mí,
cuando hastiado de pecar,
caigo rendido ante ti?
Jesús, si tú caminaste
sobre aguas turbulentas,
si con poder ordenaste
que cesara la tormenta;
¿Cómo podría dudar
de tu amparo protector
de tormentas de problemas
que me azotan con furor?
Jesús, si tú reprendiste
a la fiebre y la ceguera,
si con plena autoridad,
demonios echaste fuera;
¿Cómo podría dudar
que ,con poder y bondad,
me llenas del Santo Espíritu,
y me impartes santidad?
¿Cómo podría dudar
de que un día volverás,
y por tenerme a tu lado,
contigo me llevarás?;
¿Cómo podría dudar
de tu gloriosa promesa,
de que a beber vino nuevo,
me sentarás a tu mesa?
No me atreveré a dudar,
porque fiel eres, mi amigo,
porque todo me es posible,
cuando en tu poder me abrigo
Porque así como pudiste
al tentador derrotar;
de tu victoria en mi vida,
¿Cómo podría dudar?
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Lucero
Pedro Héctor Rodríguez
Desde el sendero que al mar conduce,
veo un lucero que del mar sube
Ya llego al mar; es noche obscura
A descansar se fue la luna
Navegar debo en noche obscura,
pero no tengo la luz de luna
Mas el lucero sigue subiendo
Allá en el cielo, lo sigo viendo
Aquel lucero mi rumbo traza,
porque allá lejos está mi casa
Mar de aflicción debo cruzar,
pero el lucero me ha de guiar
Podrán las luces todas dormir,
pero el lucero no se ha de ir
Podrá la noche, garganta oscura,
querer tragarme con su negrura
Pero el lucero brillando está,
y de guiarme no dejará
Cristo, lucero, mi guia fiel
Llegaré a casa a estar con él
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