Mi mayor satisfacción
Pedro Héctor Rodríguez
Mi mayor satisfacción es dar agua a los sedientos,
y con los que sufren hambre, compartir mis alimentos
Mi mayor satisfacción es al desnudo cubrir
Es visitar al enfermo, y al encarcelado ir
Mi mayor satisfacción es dar aliento al cansado,
y extender mi mago amiga al que está necesitado
Mi mayor satisfacción es estar junto al sufrido,
a quien llora inconsolable la muerte de un ser querido
Mi mayor satisfacción es aliviar los dolores
de una humanidad que sufre del pecado los horrores
Pero un día llegará en que no habrá sufrimiento,
no habrá cansancio, ni sed, ni habrá enfermo, ni habrá hambriento
Con mi Jesús, para siempre, satisfecho viviré,
y habrá algo muy especial que por siempre gozaré
Ver a aquellos que ayudé a alcanzar la salvación
será, por la eternidad, mi mayor satisfacción
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Diez vírgemes
Pedro Héctor Rodríguez
(Basado en la Parábola de las Diez Vírgenes, contada por Jesús, y registrada en Mateo 25:1-13)
Diez vírgenes que esperan con lámpara encendida
al anunciado esposo que esa noche vendrá
Una iglesia que espera de Cristo la venida
y sabe que a buscarla, muy pronto llegará
Pero la noche avanza, y se tarda el esposo
Comienza un cabeceo, y al fin se duermen todas
Aunque la iglesia espera aquel momento hermoso,
no sabe exactamente cuándo será la boda
Pero a la medianoche las vírgenes despiertan
al clamor que se escucha: “Aquí viene el esposo”
Los miembros de la iglesia con prontitud se alertan
No tarda de Jesús el regreso glorioso
Las vírgenes, sus lámparas, preparan arduamente,
mas cinco de las lámparas comienzan a apagarse
Por no haberse provisto de aceite suficiente,
hay cinco de las vírgenes que tienen que quedarse
Los cristianos que piensan que con Jesús irán,
no todos están listos para ir con el esposo
Por falta del Espíritu, muchos se quedarán
¡Es en verdad un cuadro muy triste y doloroso!
Al concluir la historia, Jesús dijo: “velad,
porque el día ni la hora sabéis de mi venida”
Es como si dijera: Hoy aceite buscad
para que permanezca la lámpara encendida
Que el Espíritu more de manera constante
No dejemos pasar los momentos preciosos
Muy pronto Cristo viene, ya se acerca el instante
de irnos a la boda, con Jesús, el esposo
Este poema forma parte de mis libros "No desmayes, peregrino" y "Ven a buscarnos, Señor" y , los cuales pueden ser adquiridos en amazon.com
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Mensaje a los graduandos
Pedro Héctor Rodríguez
Consejero:
Alma Máter, hoy brillan tus ojos,
y descubro en su brillo sin par,
aquel gozo inefable y profundo
de quien triunfa en un gran ideal
Hoy cosechas el fruto precioso
de tu esfuerzo tenaz y constante
Puedes hoy suspirar satisfecha,
y lucir tu sonrisa triunfante
Hoy contemplo la faz de tus hijos,
su semblante feliz, victorioso,
por haber alcanzado su meta,
y también yo comparto tu gozo
Alma Máter, yo sé que tú quieres
a tus hijos ahora exhortar
En la lid, la batalla ganada
trae consigo el deber de avanzar
Alma Máter:
A mis hijos contemplo, dichosa,
que han sabido el laurel alcanzar
En el triunfo del hijo, la madre
ve su vida y su obra triunfar
Pero quiero decirles, mis hijos,
que la meta que fue conseguida
no es el punto final del camino;
es un punto inicial de partida
Yo los insto a mirar nuevos blancos
Siempre arriba, y siempre adelante
Mientras Dios os conceda la vida,
no debéis vacilar un instante
Consejero:
¡Oh!, qué noble ideal el que siembras
en tus hijos que salen al mundo
Ojalá lo cultiven y cuiden,
y dé frutos cual árbol fecundo
Y al subir por la cuesta del triunfo,
que lo hagan del brazo de Dios,
que la honra y el fruto consangren
al que vida y talento les dio
¿No quisieras también, Alma Máter,
exhortales en este ideal,
el que día tras día sembraste,
en las aulas y en todo lugar?
Alma Máter:
Aunque día tras día he sembrado
en sus mentes el noble ideal
de ofrendarle sus vidas a Dios,
quiero hacer un llamado final
Hijos míos, que hoy ya se marchan,
lo que son y serán, lo que tienen,
lo que más adelante tendrán,
únicamente de Dios provienen
El da la vida, da los talentos
El da la fuerza para luchar
Inculca al hombre los ideales
De fe le llena para triunfar
Y más que todo, él dio a su Hijo,
para que sea la humanidad
libre de males y de pecados,
para vivir por la eternidad
Por eso deben, hijos queridos,
todo volver al que todo dio;
y vuestros triunfos, vuestras conquistas,
lleven a otros a amar a Dios
Consejero:
Alma Máter, yo quiero que, juntos,
a tus hijos un lema dejemos
Juntos:
Nuestros triunfos, y aún nuestras vidas
al Señor, nuestro Dios, ofrecemos
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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Pedro Héctor Rodríguez
Para muchos, es el mundo fuego que nunca se apaga,
porque el ingenio del hombre mantiene viva la llama
Para otros es incendio que a muchos ha de abrasar,
con llamas incontrolables, porque es un fuego de mal
Para muchos está el mundo en un progreso constante
Es poderoso navío que navega siempre avante
Para otros es un barco a punto de naufragar,
azotado por los vientos y las olas de la mar
¿Y para Dios, qué es el mundo? Es un barco a la deriva,
a punto de naufragar en mar inquieto y profundo
Mas a quien se entregue a Cristo, Dios lo salvará del mundo
Para Dios, el pobre mundo es una vasija rota
cuya agua se derrama, mas Dios preserva las gotas
que se dejan preservar, porque él las ama a todas
Dios nos ha dicho que el mundo va terminando su historia,
mas él ama tanto al mundo, que su aparición en gloria
demora un poquito más; para tener un caudal
compuesto de tantas gotas, que formen un manantial
Queriendo salvar del mundo, hijos perdidos y errantes;
Jesús vino a acompañar a los pobres caminantes
Jesús descendió hasta el fondo de este abismo tan profundo
A cuantos a él se entreguen, Dios los salvará del mundo
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