Habla tú, Señor, cese mi lamento
Pedro Héctor Rodríguez
A mi barco azota un fuerte huracán
Trae la tormenta viento de titán
Aunque ayudar quiere, mi triste lamento
es hoja marchita que se lleva el viento
No puedes, lamento, mitigar mi pena
La mar turbulenta no queda serena
porque, tú, lamento, levantes tu voz,
denunciando a gritos la tormenta atroz
Pero hay otra voz que alivia mi pena
Es la voz de Cristo, cálida y serena,
que reprende al viento con autoridad,
la que hace callar a la tempestad
Cese mi lamento para oír tu voz,
que hace enmudecer al ciclón feroz
Habla tú, Señor, apacigua al viento
Habla tú, Señor, cese mi lamento
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
La verdad es que la vida
Pedro Héctor Rodríguez
-“La vida es una comedia”, diría algún comediante
-“Los humanos son actores, con un guión hilarante
“Hay que encontrar lo gracioso, ponerle risa y humor
a cada escena vivida; así se alivia el dolor”
La verdad es que la vida, aunque de humor necesita,
es una empresa muy seria, que a la reflexión invita
Porque hay una eternidad, para muerte o para vida,
y es necesario llegar a la morada querida
-“La vida es una tragedia”, un dramaturgo dirá
-“A cada protagonista, la muerte asesinará
“Por tanto, mientras vivimos, hay que buscar diversión
Antes del final horrible, alegrar el corazon”
La verdad es que la vida, aunque en lágrimas mojada,
no tiene que terminar por la muerte asesinada
Porque hay vida en Jesucristo, que a los muertos resucita,
para darles vida eterna, en una patria bendita
Diría algún novelista de corte sentimental:
-“La vida es un drama triste, que tiene un feliz final
“Un final color de rosa, en que los enamorados
terminan ante el altar, para estar siempre abrazados”
La verdad es que la vida tiene un más feliz final
La novela rosa ofrece sólo dicha temporal
Mas la vida que da Cristo no conocerá final
Será inmortal, venturosa, en la patria celestial
La verdad es que la vida es obra maravillosa
de su autor, el Ser eterno, el que hizo bella a la rosa
La verdad es que la vida que Dios te ofrece en su amor,
es tuya hoy, si recibes a Cristo por salvador
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Mis ideas, tus ideas
Pedro Héctor Rodríguez
En el bosque intrincado que es mi pensamiento,
hay ideas escondidas que busco, mas no encuentro
Recuerdo haberlas visto alguna que otra vez,
mas luego se escondieron, quizás por timidez
Si llegara a encontrarlas, de luz las vestiría
Son mis hijas legítimas; mi nombre les daría
Para los eruditos, podrían no ser brillantes
Para los literatos, podrían ser pedantes
Mas son originales; son hijas de mi mente;
y no las negaré delante de la gente
Regresen, no se escondan, que quiero presentarlas,
queridas hijas mías; y ya nunca olvidarlas
Porque Dios me las dio de forma peculiar,
soy yo, y sólo yo, quien las puede expresar
También, querido hermano, tú eres peculiar;
y nadie en este mundo te puede suplantar
Concibe tus ideas, con Dios, en oración
Como a hijas queridas, cría con devoción
Y cuando ya estén listas para ser expresadas;
en público, preséntalas como hijas amadas
Similares a otras, las hijas de otras mentes;
tus ideas, tus hijas, serán seguramente
Mas serán peculiares, pues tú eres peculiar,
y la verdad, a otros, podrán clarificar
Tus ideas, las mías sean con Dios concebidas
Sean nuestras ideas, ideas para vida
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Gracias, amiga conciencia
Pedro Héctor Rodríguez
He buscado mil excusas, pero ninguna ha servido
Nada puede reemplazar al deber que no he cumplido
Ninguna excusa me libra de ese látigo inclemente,
que en manos de la conciencia, me castiga duramente
No hay paz en mi corazón hasta que cumplo el deber
La conciencia entonces da a mi corazón placer
Mas, de pronto, la conciencia me castiga nuevamente
Flagela mi corazón con su látigo inclemente
-¿Por qué si cumplí el deber, nuevamente me torturas?
¿Por qué me tratas, conciencia, de una manera tan dura?
-Porque llegaste a sentirte como el fariseo necio,
quien creyéndose muy justo, habló de otro con desprecio
Porque después de cumplir el conocido deber,
creíste que eso te daba el derecho a salvo ser
Y no agradeciste a Cristo por morir para salvarte,
y antes de cumplir deberes, por gracia justificarte
-Gracias, conciencia por darme el castigo merecido,
por golpear mi corazón, cuando del deber me olvido
Y porque cuando presento obras para salvación,
también corriges con látigo a mi necio corazón
Gracias, buena y fiel amiga, por tu constante presencia
Por tus castigos de amor, gracias, amiga conciencia
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
© 2024 PastorPedroRodriguez.com