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¿Qué seré?... ¿Qué soy?... ¿Qué haré?
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¿Qué seré?... ¿Qué soy?...¿Qué haré?
Pedro Héctor Rodríguez
¿Qué seré?...
Dos palabras que encierran la razón de la vida
Lo que fui ya no importa, el pasado se fue
Pero late en mi pecho el deseo de ser,
y si es grande y si es noble lo que tengo aquí dentro,
no habrá cimas tan altas que no pueda ascender
¿Qué soy?...
Dos palabras que encierran la verdad de la vida
Aunque quiera ignorarlo, algo soy
Y al mirar lo que soy,...casi nada,
y después a mi meta elevar la mirada,
muy distante me veo de la cima soñada
¿Qué haré?...
Dos palabras que encierran la virtud de la vida
Condenado no estoy
a ser siempre cual soy
Puedo andar por la senda paso a paso hacia arriba,
y aunque lejos mi meta, no osaré vacilar,
que es el ocio la muerte y es pecado dudar
Andaré, pues, cada instante
Desde ahora es mi vida una marcha constante
Oigo a Dios que me dice: - "Adelante, adelante,
que en la cima yo estoy,
y serás tú cual soy"
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Filipenses 3:13-14
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Entré en mi corazón
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Entré en mi corazón
Pedro Héctor Rodríguez
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Jeremías 17:9
Entré en mi corazón sin previo aviso
No le di tiempo a que se disfrazara
Una mueca de disgusto me hizo,
pero no esperé a que me regañara
Comencé a registrar sin su permiso
Encontré desorden y suciedad
También hallé cosas innecesarias
que sirven sólo para vanidad
Cuando quise limpiarlo y ordenarlo
de tanta sobrecarga y suciedad,
mi necio corazón se resistió
con obstinada y terca voluntad
Pero estaba conmigo el Santo Espíritu,
y con mi permiso, lo sometió
Aplicando la sangre de Jesús,
muy limpio y ordenado lo dejó
Ahora, cada día, me aseguro
de que el Santo Espíritu permanezca
para que esté limpio mi corazón,
y la vida de Cristo en él florezca
Entra en tu corazón sin previo aviso
Con el Espíritu ve acompañado
Lo encontrarás desordenado y sucio,
pero quedará limpio y ordenado,
porque el Espíritu, con tu permiso,
someterá tu corazón malvado,
y aplicará el idóneo detergente
que es la sangre del Cordero inmolado
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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Cesará la guerra
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Cesará la guerra
Pedro Héctor Rodríguez
¿Por qué peleamos los hombres, si todos somos hermanos?
¿Por qué, para destruirnos, empleamos nuestras manos?
¿Por qué nuestra inteligencia usamos en construir
misiles, bombas y aviones para vidas destruir?
¿Por qué a veces nos lanzamos palabras de maldición,
las cuales son como dardos que hieren el corazón?…
Porque el odio, la ambición, el celo y la desconfianza
hacen fiesta en nuestras mentes, bailando macabra danza
Y la desconfianza fue la semilla que sembró
el diablo cuando, en el huerto, a Adán y Eva engañó
Fue entonces la desconfianza la semilla del pecado
que, siendo un árbol maligno, frutos malignos ha dado
Queriendo hallar solución, más guerras organizamos
y, “para arreglar las cosas”, nuevamente nos matamos
Mas la violencia, cual madre, concibe y pare violencia,
aunque por un tiempo haya de calma y paz apariencia
Pero el corazón humano es como un volcán dormido
que de pronto erupta el odio, que dentro estaba escondido
La guerra no es el remedio para la guerra acabar
Hace falta otra semilla en el corazón sembrar
La semilla de la fe -lo opuesto a la desconfianza-
siembra el Espíritu Santo, dándonos así esperanza
Fe en Cristo, confianza en El, quien nos otorga el perdón,
y al germinar, crece un árbol, cuyo fruto es salvación
Un día, ya muy cercano, no se escuchará el tronar
de cañones ni de bombas, pues Cristo va a regresar
No más odios, ni más celos, ni más mundana ambición
Todos unidos daremos a Dios nuestra adoración
¿Todos?... Todos los salvados, los que dejen que el Señor
plante semillas de fe y amor en su corazón
Deja tú que el Señor plante la fe en tu corazón
En ti cesará la guerra, porque tendrás salvación
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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Lo que hace falta
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Lo que hace falta
Pedro Héctor Rodríguez
Hacen falta cristianos bondadosos y amantes,
que mitiguen las penas de un mundo agonizante,
que alienten a la viuda, y al huérfano consuelen,
que vistan al desnudo, y pan al pobre lleven
Hacen falta incansables y abnegados obreros,
que la viña de Cristo cultiven con esmero,
que no escatimen fuerzas, ni recursos, ni dones,
en la santa cosecha de ganar corazones
Hace falta santidad en el pueblo del Señor
Llevar en el corazón, escrita su ley de amor
Que seamos como faros, lanzando rayos de luz
sobre un mundo pecador que no conoce a Jesús
Hace falta que, al hablar, no manchen nuestros labios
impúdicas palabras, ni dañinos agravios
Que broten del corazón, no palabras ociosas,
sino frases perfumadas con fragancia de rosas
Hace falta que no haya ni quejas, ni lamentos,
sino cantos de gozo y de agradecimiento,
Que con el empuje de una fe poderosa,
derribemos los muros de la duda insidiosa
Hace falta escudriñar la Palabra de Vida,
que por la senda estrecha, a caminar convida,
y buscar en oración entendimiento y poder,
para hallar su voluntad y poderla obedecer
Hace falta pensar más en la promesa hermosa
del Espíritu Santo, que en cualquier otra cosa
Llegar a reconocer nuestra pobre condición,
y unirnos para implorar del Espíritu la unción
Hace falta que todos nos amemos mucho más,
para que el mundo sepa que Cristo es la verdad,
que echemos de nosotros el orgullo maligno,
y a Jesús imitemos, siendo humildes y dignos
Hace falta entregarnos a Cristo por entero,
y predicar con poder su mensaje postrero
Hace falta destronar al yo que quiere reinar
Hace falta que Jesús ocupe el primer lugar,
y sea en nuestras vidas Supremo Soberano
Hace falta que seamos verdaderos cristianos
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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