Aprendí del eco
Pedro Héctor Rodríguez
Grité con fuerzas en la montaña,
bellas palabras, por un momento
Callé; esperé por un instante,
y el eco las repitió a lo lejos
De nuevo grité palabras bellas,
y las escuché en la lejanía
Fue aquel eco río de agua viva
que inundó mi pecho de alegría
Cuando grité por tercera vez,
palabras feas repitió el eco
Fueron olores contaminantes,
pantanos de pestilente cieno
Allí mismo me puse a pensar
que mis palabras viajan muy lejos,
son conocidas por mucha gente;
dan resultados malos o buenos
Ellas dan alegría o dolor
Ellas inspiran odio o amor
Mis palabras dan fe y esperanza,
o instigan temor y desconfianza
Ellas edifican o derriban
Ellas abren o sanan heridas
Ellas alientan o desaniman
Mis palabras dan muerte o dan vida
Aprendí del eco la lección,
y la decisión allí tomé
de que siempre inspiren mis palabras
amor, bondad, esperanza y fe
Hablaré las palabras de Dios
Ellas son fuente de agua divina
Esparza el eco de mis palabras,
por todas partes, chorros de vida
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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