El Sol se pone
Pedro Héctor Rodríguez
En la tarde sin nubes, miré a la lejanía
El Sol ya se ocultaba, poniendo fin al día
Recordé la mañana, cuando del sol naciente,
tenues rayos de luz llenaron el oriente
Recordé como el Sol hasta el cenit llegó,
y allá desde su trono, brillante calentó
Recordé que, después, descendió lentamente,
Hasta que el horizonte lo tragó, finalmente
Así el sol de la vida, muy tenue al comenzar,
alcanza su cenit, y se apaga al final
Si reina en el cenit el sol de tu existencia,
bajará de su trono, sufrirá decadencia
Caerá poco a poco, y se pondrá al final
Inevitablemente, tu día va a pasar
No incubes, pues, semillas de orgullo y vanidad
Siembra y cultiva amor, modestia y humildad
Pide a tu agricultor -humilde Galileo-
que arranque de tu día todo lo malo y feo
Porque viene otro día, radiante y venturoso,
en que ese humilde Cristo regresará glorioso
Con él, tu día nuevo será eterno y hermoso
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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