Mis ideas, tus ideas
Pedro Héctor Rodríguez
En el bosque intrincado que es mi pensamiento,
hay ideas escondidas que busco, mas no encuentro
Recuerdo haberlas visto alguna que otra vez,
mas luego se escondieron, quizás por timidez
Si llegara a encontrarlas, de luz las vestiría
Son mis hijas legítimas; mi nombre les daría
Para los eruditos, podrían no ser brillantes
Para los literatos, podrían ser pedantes
Mas son originales; son hijas de mi mente;
y no las negaré delante de la gente
Regresen, no se escondan, que quiero presentarlas,
queridas hijas mías; y ya nunca olvidarlas
Porque Dios me las dio de forma peculiar,
soy yo, y sólo yo, quien las puede expresar
También, querido hermano, tú eres peculiar;
y nadie en este mundo te puede suplantar
Concibe tus ideas, con Dios, en oración
Como a hijas queridas, cría con devoción
Y cuando ya estén listas para ser expresadas;
en público, preséntalas como hijas amadas
Similares a otras, las hijas de otras mentes;
tus ideas, tus hijas, serán seguramente
Mas serán peculiares, pues tú eres peculiar,
y la verdad, a otros, podrán clarificar
Tus ideas, las mías sean con Dios concebidas
Sean nuestras ideas, ideas para vida
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Gracias, amiga conciencia
Pedro Héctor Rodríguez
He buscado mil excusas, pero ninguna ha servido
Nada puede reemplazar al deber que no he cumplido
Ninguna excusa me libra de ese látigo inclemente,
que en manos de la conciencia, me castiga duramente
No hay paz en mi corazón hasta que cumplo el deber
La conciencia entonces da a mi corazón placer
Mas, de pronto, la conciencia me castiga nuevamente
Flagela mi corazón con su látigo inclemente
-¿Por qué si cumplí el deber, nuevamente me torturas?
¿Por qué me tratas, conciencia, de una manera tan dura?
-Porque llegaste a sentirte como el fariseo necio,
quien creyéndose muy justo, habló de otro con desprecio
Porque después de cumplir el conocido deber,
creíste que eso te daba el derecho a salvo ser
Y no agradeciste a Cristo por morir para salvarte,
y antes de cumplir deberes, por gracia justificarte
-Gracias, conciencia por darme el castigo merecido,
por golpear mi corazón, cuando del deber me olvido
Y porque cuando presento obras para salvación,
también corriges con látigo a mi necio corazón
Gracias, buena y fiel amiga, por tu constante presencia
Por tus castigos de amor, gracias, amiga conciencia
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
La voz de Dios
Pedro Héctor Rodríguez
Cuando las voces callan, aún mi propia voz;
cuando cesan los ruidos, y solo quedo yo;
sumido en el silencio, oigo la voz de Dios
Cuando oigo su voz, de débil, paso a fuerte
Su voz infunde aliento al cadáver inerte
Su voz abre mi tumba, me libra de mi muerte
Oh, cuánto necesito su voz potente oír
Yo que soy como Lázaro, necesito salir
del sepulcro que Cristo, con su voz, ha de abrir
Oigo sus reprensiones endulzadas de amor
Escucho su consuelo que alivia mi dolor
Recuerdo sus promesas que quitan mi temor
Oigo la voz de Dios, diciendo que es mi amigo,
regalándome amor hacia mis enemigos,
Convirtiéndome en rico a mí, pobre mendigo
Oigo la voz de Dios, diciendo firmemente
que de Cristo Jesús debo hablar a la gente,
que no malgaste el tiempo, que el mensaje es urgente
Oigo la voz de Dios animándome a orar
por los que están cansados, a punto de dejar
la senda, que aunque estrecha, es senda de triunfar
En la voz del Señor hay gracia y hay firmeza,
Calvario y Sinaí, mandamiento y promesa;
juicio y misericordia, alegría y tristeza
Su voz triste reprende, mas ríe de alegría,
cuando de las tinieblas paso a su claro día,
para vivir en luz, con él en armonía
La voz de Dios me arrulla con celestial canción
La voz de Dios me ofrece eterna salvación
La voz de Dios me ruega darle mi corazón
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Amor, consuelo, esperanza
Pedro Héctor Rodríguez
Gime la tierra con dolor profundo
Tuerce su rostro con mueca de horror
Como mendigo, ruega el pobre mundo
por pan que sacie su hambre de amor
Llora la tierra buscando consuelo
Mira asustada, llena de temor,
los nubarrones que tapan el cielo
Busca esperanza, consuelo y amor
¿Quién saciar puede el hambre de amor?
¿Quién dar consuelo al mundo sufriente?
¿Quién la esperanza que expulse al temor?
Cristo es quien llena de esperanza ardiente
Cristo consuelo da al alma doliente
Cristo es quien sacia el hambre de amor
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
© 2024 PastorPedroRodriguez.com