Sorpresas
Pedro Héctor Rodríguez
La vida trae sorpresas,
sucesos inesperados,
que despiertan en nosotros
sentimientos muy variados
Si son gratas las sorpresas,
hay gozo y satisfacción;
en cambio, si son penosas,
nos causan consternación
Bienvenidas las sorpresas
que nos llenan de alegría
tornando la oscura noche
en esplendoroso día
Mas las sorpresas penosas
entran como puñaladas
que nos dejan mal heridos,
con el alma desangrada
La pérdida del empleo,
una enfermedad mortal,
la muerte de un ser querido,
un accidente fatal
La persecución brutal,
del cónyuge la traición
son puñales que penetran
hasta el mismo corazón
¿Hay sorpresas al acecho
para atacar de repente
que pueden cambiar tu vida
en el minuto siguiente?
Si te asalta una sorpresa,
Dios ya la vio de antemano;
y si en Jesús te refugias,
te sostendrá entre sus manos
Dios sabe cuántas sorpresas
te acechan más adelante;
mas refugiándote en Cristo,
de todas saldrás triunfante
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo.
Buena intención y…algo más
Pedro Héctor Rodríguez
La buena intención, queriendo lograr
un noble propósito, se fue a trabajar;
mas muchos obstáculos a su paso halló,
y después de un tiempo se desanimó;
por tanto inconclusa su obra dejó
Y así, muchas veces, la buena intención
feliz concebía una inspiración,
y a trabajar iba con gran alegría;
pero los obstáculos cada vez venían;
y ella, cada vez, se desanimaba,
y siempre su obra a medias dejaba
Cuanto más fracasos experimentaba,
mas la intención buena se desanimaba;
y ya casi nada solía empezar;
hasta que una amiga dispuesta a ayudar
-la perseverancia- su mano ofreció,
y la intención buena, alegre aceptó
La buena intención ideas concebía,
y a trabajar duro pronto se ponía
Cuando los obstáculos -duro- la enfrentaban,
y con sus problemas la desanimaban;
la perseverancia a ayudar venía,
y así todo obstáculo se desvanecía
Por tanto, triunfante, la buena intención
llevaba su obra a culminación
No puede lograr la buena intención,
sola, los proyectos de su inspiración
La perseverancia tiene que ayudar
para que las metas se puedan lograr
Jesús enseñó que para llegar
al lugar eterno que él fue a preparar,
tienen sus discípulos que perseverar
La buena intención su obra ha iniciado,
pues tú y yo a Jesús hemos aceptado;
mas muchos obstáculos en contra tenemos
para que tú y yo nos desanimemos
Ayuda inmediata debemos tener
La perseverancia la va a proveer
Ahora es necesario que perseveremos;
y, pronto, triunfantes, a Jesús veremos
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo.
La batalla mayor
Pedro Héctor Rodríguez
En los campos de batalla, ruge el potente cañón,
vomitando su metralla, que mata sin compasión
Los soldados enemigos, usando sus armas, tratan
de conseguir la victoria, y así se hieren y matan
Ocurren constantemente muchas batallas sangrientas
que son cual fieras salvajes, de sangre, siempre sedientas
Mas la batalla sangrienta, con su espanto y con su horror,
comparada con la otra, es la batalla menor
La otra, la que se libra del hombre en el interior,
es la batalla más cruenta, es la batalla mayor
En contra del ser humano, lucha su yo pecador,
el cual obra como esclavo de Satán, el tentador
Ese yo pecaminoso cede ante la seducción,
o cobarde, se somete a la fuerte imposición
Pero en quien acepta a Cristo, nace un ser espiritual,
que con denuedo batalla en contra del yo carnal
Estas dos naturalezas libran batalla mortal
Una tendrá que morir; la otra saldrá triunfal
La lujuria, la avaricia, los celos y la mentira
son como dardos de fuego, que el vil tentador nos tira
Mas la oración, cual el aire, a nuestro espíritu alienta,
y la Palabra de Dios, cual el buen pan, alimenta
Entonces crece la fe, cual escudo protector,
capaz de apagar los dardos que nos lanza el tentador
En la batalla mayor, es la fe quien nos conecta
a Jesucristo el Señor, quien su fuerza nos inyecta
Vamos a salir triunfantes en la batalla mayor,
si con oración y estudio reforzamos nuestra fe
en Jesús, el vencedor
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo.
Su voz y su presencia
Pedro Héctor Rodríguez
Oigo la voz de Dios, mas no con mis oídos
Disfruto su presencia, mas no con mis sentidos
Su voz y su presencia percibo en mi interior
Me alienta o me reprende, mas siempre con amor
¿Cómo puedo saber que esta percepción
no es solamente el fruto de mi imaginación?...
Lo sé porque me habla de acuerdo a lo que él
me revela en la Biblia, que es su Palabra fiel
Y porque quiero hacer sólo su voluntad,
de acuerdo a su promesa, me guía a la verdad
Su voz me da consuelo cuando tengo aflicción,
me alerta cuando acecha la sutil tentación
Su voz acalla el viento cuando la tempestad
quiere hundirme en el mar de temor y ansiedad
Su voz también reprende cuando su voluntad
transgredo por descuido o necia terquedad
Su presencia me inspira a mi vida gastar
en anunciar que Cristo vino al mundo a salvar
Su voz me urge a ir, y a todos anunciar
que muy pronto en su gloria, Jesús va a regresar
Su voz y su presencia, que hoy conmigo están,
hasta que Cristo venga, conmigo seguirán
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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