Aprendamos con las ramas

Pedro Héctor Rodríguez

 

Ramas de un árbol hermoso al fuerte tronco adornaban, 

y sintiéndose muy bellas, del tronco así se mofaban:

 

-“Sin nosotras, pobre tronco, un feo leño serías, 

y quienes buscan belleza a ti jamás mirarían”

 

El tronco, sin inmutarse, a las ramas orgullosas 

les platicó con bondad para aclarar bien las cosas

 

-“Oh, mis ramas tan queridas, mucho admiro su belleza, 

mas su necio engreímiento me causa mucha tristeza

 

“Si sobre mí no estuvieran, pobres ramas engreídas,  

y no las alimentara, serían leños sin vida

 

“Pero ni siquiera yo, en mí mismo, tengo vida

Mi vida y fuerza dependen de mis raíces queridas”

 

Las raíces, al oír este reconocimiento, 

muy humildes se mostraron, y aclararon al momento

 

-“Es el suelo quien nos da los minerales nutrientes, 

que fortalecen al tronco y a las ramas tan lucientes”

 

El suelo no se quedó con el mérito asignado;

dijo: -“La gloria es de Dios, porque él todo lo ha creado

 

Las ramas así dejaron de mofarse jactanciosas, 

porque aquel día aprendieron lecciones maravillosas

 

Aprendieron que Dios da a cada cual su misión, 

y que debe ser cumplida, sin buscar exaltación

 

Que cada misión es parte de una más grande misión,

y que cumplirla requiere de todos cooperación

 

Dondequiera que nos toque trabajar en la misión, 

sirvamos con la actitud de humilde cooperación,

Del Señor pronto tendremos eternal exaltación

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

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